Seleccioné algunas de sus últimas obras para compartirlas y estoy seguro que quedarán con ganas de ver más. Sus trabajos pueden verlo en el link más arriba.
También encontré una pequeña entrevista que le hicieron en velvetliga.com. Pongo a disposición algunos párrafos sacados de este sitio para ir conociéndole un poco más.
Espero que lo disfruten.
Hace algún tiempo hacías letras, luego un icono repetitivo en el que desaparecía el nombre, después un universo de personajes... ¿Estos cambios tienen algo que ver con la tendencia de cada momento? Se podría encontrar un paralelismo.
E: Creo que la evolución de mi trabajo ha sido el reflejo de las inquietudes que me han acompañado en cada momento. Como ya he dicho antes, empecé con las firmas porqué mis amigos pintaban graffiti. Me parece que fue una época en la que mucha gente empezó a pintar, así que posiblemente fuera una tendencia a la que me inscribí. Es verdad que luego cambié mi firma por el icono del ojo, plenamente inspirado por la mano de NAMI que estaba por todas partes. Hubo más gente que siguió este camino antes que yo, pero tampoco fue algo masivo. En toda España igual podías contar diez o doce. Finalmente dejé el bombing y empecé a plantearme la calle como espacio de investigación, siguiendo los pasos que otros artistas ya habían dado. Fue una transición necesaria, acorde con mi manera de entender la calle.
Ha habido un cambio de registro en el lenguaje utilizado, pero los medios son parecidos. Antes pintaba para la gente del graffiti y ahora para quien quiera escucharme. Antes luchaba contra el sistema y ahora el sistema soy yo. Soy mi enemigo numero uno y mi mejor aliado. Ya no creo en la revolución, pero sí en las pequeñas revueltas que empiezan por uno mismo.
VL: Nos parece que el lenguaje formal de tu obra actual da en el clavo para contar las historias sin detenerse en florituras y adornos, ¿crees que es esa la clave de tu éxito?
E: No creo demasiado en claves ni formulas y me da mucho respeto la palabra éxito, pero supongo que detrás de éste se esconden muchísimas horas de trabajo, apoyo logístico, un poco de suerte y confianza en uno mismo. El mayor éxito que puedes encontrar es aprender a valorar lo que tienes, ya sea x o y.
Uno de los planteamientos de mi trabajo en los últimos años ha sido el de anteponer el concepto a la forma. La pintura es solo la consecuencia de unas ideas e intento centrar el protagonismo en un discurso concreto.
VL: Esta sintetización de la forma, convirtiendo los cuerpos en unas líneas muy básicas, ¿puede que sea un retrato del ser humano, de los borregos y el rebaño?
E: Suelo trabajar a partir de mis vivencias e inquietudes. Muchas de las cosas de las que hablo son reflexiones o contradicciones personales aún por resolver. Así que es posible que ese borrego que pinto sea yo mismo y el rebaño, el sistema al que pertenezco.
Es fácil insertarse en el plano de lo social cuando trabajas desde lo personal. Al final mucha gente se reconoce en las historias personales porque somos parte de un mismo sistema y las problemáticas suelen ser parecidas.
VL: En cuanto a la gama cromática, si bien es cierto que muchos artistas utilizan unos tonos poco saturados para sus intervenciones en la calle, encontramos una identidad propia en tu paleta, una especie de sutileza para transmitir mensajes de contenido muy fuerte. ¿Qué importancia le das al color y como has llegado adquirir tal personalidad?
E: Es un aspecto que cuido bastante, ¡aunque a veces hay que pintar con lo que hay! He llegado a tardar más tiempo en elegir y preparar los colores que en lo que luego he pintado.
Busco los colores de la ciudad. Trabajo desde el dialogo con la pared, no desde la confrontación. Los espacios que suelo intervenir son paredes antiguas, desconchadas, tapiadas... Con una carga muy fuerte. Por eso intento aprovechar los recursos del espacio al máximo. Suele ser más interesante lo que no pinto que lo que pinto.
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