jueves, 8 de enero de 2009

Dejame vivir

No recuerdo bien cuando fue la primera vez que escuché a mi mamá decir esta frase, pero sí recuerdo el porqué. Quería con insistencia que me dejase ir al chaco con mi primo que me había invitado. Mi primo tenía una estancia que estaba a 4 horas por ruta de arena desde chaco´i. (digo tenía pues ya lo vendió) Yo me sentía vivo en el chaco con el lugar que tanto tiempo había estado cuando era mita´i con mis abuelos, el pasto, los árboles y los paseos a caballo eran vitaminas para mi alma y SI que quería ese permiso para volver allí.

Haciendo un recuerdo de la insistencia de sentirse vivo que le decía a mi mamá, es que este artículo se lo dedico a tantas amigas del reino vegetal que dan el mismo grito que mi mamá repetía con mi cansador pedido de permiso: DEJAME VIVIR!!.

La pequeña diferencia es que mamá me lo decía para que deje de insistirle con el permiso a la aventura chaqueña que quería y estas plantas pareciera que nos gritan por el derecho a existir cueste lo que cueste y en los lugares más insólitos.

Las calles céntricas de Asunción están llenas de estos gritos de libertad que emergiendo en cada gruta, rincón, vértice, esquina o rajadura en paredes, balcones o en sinfín de lugares, nos hacen sentir sus deseos de seguir con la vida.

Es divertido fijarse como encuentran la manera de irrigarse, pues, no sólo de aire viven sino de agua y siempre tienen alguna manera de humedecerse gracias a las gotitas de los aires acondicionados o porque están cerca de una canaleta rota o porque algún desaguadero es su vecino o por vaya a saber Dios porque milgroso acontencimiento pueden nutrirse todos los días.

Preguntando a un locatario sobre palma que me estaba mirando con el conocido mañasavy (léase con desconfianza) porque estaba sacando fotos a su canaleta muy amigablemente le pregunté en tono medio cachiãi: “Cada cuanto le regas?” - apuntando al helecho que crecía entre la vereda y el final de la canaleta.

- Ja ja ja ja – se rió el tipo cambiando totalmente su mirada y me respondió entendiendo perfectamente mi chiste y respirando tranquilidad, pues no era de la Municipalidad ni ningún secuestrador o lo que sea.

- Y Y chamigo, cada que llueve nomás, no ves que se alimenta del agua que sale de la canaleta?

Le sonreí y después de sacar una foto le agradecí y me fui pensando: ¿será que estas plantas legalmente pueden vivir solamente del agua que cae esporádicamente de la lluvia? O es una muestra evidente de que sus gritos de deseo de vida van más allá de las necesidades que tienen para seguir viviendo.

Bueno les dejo más fotos de estos gritos de la naturaleza, espero lo disfruten tanto como yo.










2 comentarios:

  1. tal vez la ciudad es la que intenta sobrevivir a esta plaga verde que no quiere ir a las selvas donde pertenece, cuyo alimento no se da únicamente en el momento de llover, sino hasta varios -hasta semanas- después por la acunulación del agua...

    hintermedia.wordpress.com

    ResponderEliminar
  2. me hiso acordar a a la pelicula "el dia final" o algo asi era el nombre

    ResponderEliminar